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domingo, 22 de octubre de 2017

Creepypasta 3. "Jeff the Killer"

Un siniestro y misterioso asesino anda suelto en la ciudad.
Despues de unas cuantas semanas de asesinatos inexplicables, el anónimo asesino aun anda suelto, rondando la ciudad de arriba abajo. Tras las escasas pruevas contadas solo una joven afirma haber sobrevivido al ataque del presunto asesino. Aquí, relato lo que ella contó.

-Tuve un mal sueño y me desperté en medio de la noche-dice la joven-vi que por alguna extraña razón la ventana de la habitación estaba abierta aunque, creía que la había cerrado antes de irme para cama. Me levanté somnolienta y la volví a cerrar. Luego me volví a meter en cama e intente dormir, y digo intenté porque al rato tuve una extraña sensación, como si alguien me observara. Abrí los ojos y casi me caigo de la cama del salto que di.
Ahí, entre las sombras, iluminados por un rallo de luz que se colaba entre las cortinas se podía distinguir unos ojos . No eran normales, sino oscuros y siniestros y estaban bordeados de negro. Luego me di cuenta de que también se distinguía su sonrisa, una sonrisa muy ancha, tan horrenda que hizo que todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo se erizaran. Allí se quedó, mirándome un rato, y yo sin poder quitarle el ojo de encima, pensando si aquello era real o era mera imaginación mía. Finalmente habló. Dijo algo, una simple frase que solamente un loco podría decir:

-Ve a dormir.



En ese momento se me escapó un grito, era real, tan real que me acaba de hablar. No contento con eso el sacó un cuchillo. Saltó en mi cama, su objetivo era mi corazón, pero yo me defendí. Intenté darle una patada pero el me esquivo, se puso encima mía y me sujetó. Fue en ese momento cuando mi padre entró por la puerta.
El hombre lanzó su cuchillo como en un acto reflejo y este atravesó el hombro de mi padre. Probablemente habría acabado con el de nos ser gracias a un vecino que alertó a la policía tras ver a un intruso por encima de nuestro tejado.
La policía bajo de sus coches. El hombre se giró al escuchar como la puerta principal se rompía gracias a los golpes de los policías armados, el asesino huyó por el pasillo. Escuché el ruido de un cristal rompiéndose. Cuando salí de mi cuarto vi que la ventana que apuntaba hacia la parte trasera de mi casa estaba rota. Lo vi desaparecer en la distancia.
Lo que te puedo asegurar es que nunca olvidaré aquella cara, esos ojos fríos y esa sonrisa psicótica nunca saldrán de mi cabeza.
El hombre aun sigue en busca y captura, si ves a algún sospechoso que pueda encajar con la descripción que aquí doy ponte inmediatamente en contacto con el departamento de policía local. Ahora que ya sabes la forma de actuar de Jeff te preguntaras el por que lo hace. Para que lo entiendas, tendremos que retroceder un poco mas en el tiempo:


Jeff y su familia acababan de mudarse a un nuevo vecindario. Su padre había conseguido un ascenso y pensó que lo mejor era mudarse a una casa de esas de fantasía. Jeff y su hermano Liu no podían quejarse. Cuando estaban descargando las cosas del camión de mudanzas una vecina se acercó por allí, era bastante joven.
-Buenos días, yo soy Barbara, vivo al otro lado de la calle, solo me quería presentar, y a mi hijo- se da la vuelta y llama a su hijo- Billy, estos son nuestros nuevos vecinos.
Billy dijo hola y corrió de nuevo a jugar en el patio de su casa.
-Bueno-dijo la madre de Jeff- Yo soy Margaret, este es mi marido Peter, aquí están mis dos hijos, Jeff y Liu.
Cada uno de los jóvenes se presenté y Barbara los invitó a la fiesta de cumpleaños de su hijo. Jeff y Liu quisieron protestar pero su madre aceptó encantada. Cuando la vecina se fue Jeff encaró a su madre:
-Mama ¿por que tenemos que ir? es una fiesta infantil y nosotros ya no somos unos crios.
-Jeff- replica su madre- nos acabamos de mudar aquí, tenemos que mostrar a nuestros vecinos que somos buena gente y queremos pasar aquí un tiempo. Iremos a esa fiesta.
Jeff intentaba protestar pero cuando se dio cuenta de que no podría hacer nada cesó sus intentos. Siempre que su madre dice algo no hay nada que hacer, siempre tiene la razón. Este se fue a su cuarto, cerró la puerta y se hecho en cama mirando hacia el techo hasta que una extraña sensación se apoderó de el. Lo ignoró, y lo confundió con un sentimiento al azar, de sesos que te persiguen cuando experimentas una duda muy profunda.
Al día siguiente Jeff se prepara para ir a la escuela, y mientras se toma el desayuno esa extraña sensación vuelve a su cuerpo, es cada vez mas fuerte. Por culpa de esto le dio un dolor pero nuevamente este lo ignoró.
Liu y el se terminaron el desayuno y se dirigieron hacia la parada de autobús. Mientras están esperando, un chico con un patinete salta sobre ellos, a unos pocos centímetros por encima de sus rodillas. Ambos se encojen por la sorpresa.
-¡Hey, que diablos!
De repente aparecen otros dos chicos, uno es delgado y el otro enorme.
-Bueno como sois nuevos por aquí voy a presentarnos. El de ahí es Keith y el otro es Troy. Yo soy Randy. Para todos los niños de este barrio hay un pequeño precio por el pasaje, no se si me entendéis.
Liu se puso de pié dispuesto a pegarle al chico pero sus dos amigos sacaron dos navajas y las pusieron apuntando hacia el, en actitud desafiante.
-Esperaba que fuerais mas cooperativos, tendremos que hacerlo por las malas.
Keith le pegó un puñetazo en el estomago a Liu y Troy lo tiró al suelo. Randy buscó en los bolsillos de Liu y sacó una cartera. Jeff, inmóvil estaba sufriendo esa sensación desagradable, fría, de ardores insoportables. Esta vez ha sido muy fuerte, este se pone de pie pero Liu le hace gestos para que se siente en el banco de la parada. Jeff lo ignora y se acerca a los matones.
-Escuchadme bien, tu, punky, devuelve la cartera a mi hermano, de lo contrario...
Randy guarda la cartera en su bolsillo y saca una navaja.
-¿Ah si? ¿Y que vas a hacer?- se mofa mientras desfila la navaja por la frente de Jeff. Pero este, en un movimiento rápido coge la muñeca de Randy y se la rompe, el matón pego un grito enorme. Jeff coge la navaja del suelo. Troy y Keith se asustaron e intentaron uir pero Jeff es demasiado rápido. Este lanza a Randy al suelo y arremete contra Keith, apuñalando lo en el brazo.
Keith se saca el cuchillo clavado del brazo y cae al suelo entre gritos espantosos. Troy continua corriendo, pero Jeff logra alcanzarlo. Este no necesita de un cuchillo, agarra a Troy del cuello y le propicia una serie de puñetazos en el estomago hasta que hace que vomite la cena de la noche pasada. Liu, desde el suelo no da crédito a lo que esta pasando.
-Jeff, ¿cómo?- susurra breve mente.
Saben que les culparan de todo lo ocurrido así que corren tan rápido como pueden, girando la cabeza hacia atrás logran ver que el conductor del autobús se dirige corriendo junto Randy y sus compinches.
Cuando los hermanos llegaron a la escuela no se atreven a contar lo que pasó, simplemente se sentaron a escuchar. Liu intentaba tranquilizarse pensando que su hermano solo había pegado a unos niños pero Jeff estaba disfrutando del oscuro goce de sentirse poderoso, superior, la necesidad de lastimar por el mero hecho de demostrarlo.
Cuando llegaron a casa su madre les preguntó como les había ido el día, a lo que Jeff contestó con una voz un tanto desanimada:
-Fue un día maravilloso.
A la mañana siguiente oyó que llamaban a la puerta. Caminó hacia abajo para encontrar a dos policías en la puerta y su madre mirándolo con expresión enfadada.
-Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a unos tren niños, que no fue una pelea de críos, que los heriste con un cuchillo.
La mirada de Jeff se sepultó en el suelo.
-Mama, fueron ellos los que nos atacaron a mi y a Liu.
-Hijo-dijo uno de los policías-  encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moratón enorme en el estomago, tenemos varios testigos que os vieron escapar de la escena. Ahora, ¿que tienes que decir ante esto?
El pequeño sabía que era inútil. Él podía decir que el y su hermano habían sido atacados por ellos, pero las pruebas decían todo lo contrario. No podía decir que no estaban escapando, porque en realidad, si que lo estaban haciendo. No podía ni defender a Liu ni excusarse a si mismo.
-Hijo, llama a tu hermano.
Jeff no podía hacerlo, quién golpeó a los niños fue el, Liu no tenía nada que ver.
-Señor...fui yo- declaró Jeff- yo fui quien atacó a los niños, Liu intentó defenderme pero no fue capaz.
El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.
-Bueno chico, parece que te espera un año en prisión..
-¡Esperen!- gritó Liu. Todos se sorprenden al verlo sostener un cuchillo. Los oficiales sacaron sus armas y lo apuntaron. -Esperen por favor, no disparen, Jeff es inocente, yo hice todo, perdí el control, me golpearon esos punks y me enfadé. Tengo las marcas para probarlo.
Este levantó su camisa para desvelar las heridas y moratones, como si hubiera estado en una lucha.
-Hijo, solo tienes que dejar el cuchillo- dijo el oficial.
Liu soltó el cuchillo, levantó los brazos y se acercó a los oficiales.
-No, Liu, fui yo, ¡yo lo hice!- gemía Jeff con lagrimas corriendo por su rostro.
-¿Eh?, pobre hermano, tratando de tomar la culpa por lo que hice- sonrió tristemente Liu.
La policía se llevó a Liu al coche.
-¡Liu diles que fui yo, diles que fui yo quien golpeó a los niños!
La madre puso las manos sobre los hombros de su hijo.
-Jeff, por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, déjalo.
Jeff observa con impotencia como el coche se aleja. Unos minutos mas tarde el padre de Jeff se detiene en el camino hacia la entrada de casa y, al ver la cara de este, se da cuenta de que algo no va bien.
-¿Que sucede?
Jeff no puede responder, está bloqueado. En cambio, su madre lleva al padre a una habitación aparte para contarle lo ocurrido. Tras mucho tiempo en la puerta de casa, sentado mirando hacia el vacío decide entrar en casa. Sus padres están muy tristes y decepcionados.
Lo único que quiere es irse a dormir, pensando que a lo mejor asi se le van todos los males. Pasaron vario días sin saber nada de su hermano. No hay amigos para distraerse del suceso, solo hay unos sentimientos de tristeza y culpabilidad muy profundos; por lo menos hasta el sábado, que vió a su madre jovial y risueña.
-Jeff, hoy es el día- saluda mientras abre las cortinas y la luz alumbra el cuarto de Jeff.
-¿Qué, qué día es hoy?- Pregunta, semidormido.
-Hoy es el cumpleaños de Billy- le responde.
-Mama debes estar bromeando, ¿verdad? como esperas que vaya a una fiesta despues de..
Hay una larga pausa.
-Jeff, ambos sabemos lo que pasó. Creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine estos últimos días. Ahora vístete.
La madre sale de la habitación y baja a prepararse. Jeff no luchó para levantarse, en realidad no tiene ánimos para hacerlo. Escogió un pantalón y una camiseta y bajó las escaleras. Su padre y su madre lo esperaban vestidos formalmente.
-Jeff ¿eso es lo que te vas a poner?
-Mejor vete a buscar otra cosa- le recomienda su madre, disimulando su molestia con una sonrisa.
-Jeff a este tipo de fiestas se tiene que ir bien vestido si quieres causar buena impresión- explica su padre.
Jeff empieza a gruñir y sube a su habitación.
-¡No tengo nada de ropa elegante!- grita desde las escaleras.
-Solo tienes que elegir algo decente- insiste su madre.
Mira a su alrededor y no encuentra nada"decente". En su armario solo hay un par de pantalones negros de vestir, pero necesita una camisa que le combine perfectamente.
Hurgando durante unos minutos, logra encontrarse con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla. Le convence la idea y se la pone.
-¿Eso es lo que llevaras?- Le preguntan sus padres mientras su madre mira el reloj.
-¡Ohhh! No hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez.
Cruzan la calle hasta la casa de Bill. Tocan a la puerta y al momento son recibidos por Barbara junto a su esposo, los cuales los invitan a pasar. Dentro de la casa abundan los adultos, Jeff no ve a ningún niño.
-Los chicos están en el patio, Jeff ¿Que te parece si conoces a algunos de ellos?- le invita Barbara alegremente.
En efecto , los niños están en el patio, corriendo de un lado a otro vestidos de vaqueros. Jeff se queda de pie, algo incomodo. Entonces un chico se le acerca y le entrega un sombrero y una pistola de juguete.
-Hei ¿No quieres jugar?
-Ah, no creo, esto es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas.
El chico lo mira con expresión de cachorrito enternecedor.
-Por fa- suplica.
-Está bien- murmura Jeff. Se pone el sombrero y comienza a disparar le a los niños. Al principio piensa que es ridículo pero luego se da cuenta de que es realmente divertido. Puede que no fuese algo realmente genial, pero era la primera vez que no pensaba en lo de Liu.
Así que se queda un rato jugando con los niños hasta que escucha un sonido como de ruedas girando sobre sus ejes. Luego, algo lo golpea en la nariz, parece una piedra. Cuando reacciona se encuentra en frente de Randy, Troy y Keith. Acaban de saltar a través de la valla. Jeff deja caer al suelo la pistola de juguete y el sombrero. Randy le clava una mirada de ardiente odio.
-Hola, Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes.
-Creo que no hay nada pendiente, os di una paliza a todos...¡sois una mierda!- le espetó Jeff.
-Oh, no hay manera, te voy a patear el culo ahora mismo.
Randy se abalanza sobre Jeff. Los dos caen al suelo y el matón golpe a Jeff en la nariz, este lo agarra de las orejas y le da cabezazos. Luego lo aparta de un fuerte empujón. Los niños gritaban y se iban corriendo junto sus padres que estaban dentro de casa. Troy y Keith desenfundan pistolas de sus bolsillos:
-Será mejor que nadie nos interrumpa.
Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro, quien pierde el equilibrio al intentar esquivar la afilada hoja del arma blanca. Randy se abalanzó sobre Jeff sin dejarlo respirar y le dio de patadas en la cara. Jeff logró coger a Randy por un pie e hizo todas sus fuerzas para retorcérselo a sangre fría.  Mientras Randy chilla, Jeff se levanta e intenta escapar pero Troy lo coge por el hombro herido.
-No lo creo.
Toma a Jeff por el cuello sin dejar de apretar la herida de su hombro, y lo lanza contra el suelo. Cuando Jeff trata de ponerse en pie recibe una patada de Randy, descargando mas patadas hasta que le obliga e escupir sangre.
-Vamos Jeff, ¡pelea conmigo!
Coge a Jeff del brazo y lo lleva a la cocina. Toma una botella de vozka puesta sobre la mesa y se la rompe a Jeff en la cabeza.
-¡Pelea!- grita Randy, empujándolo a la sala de estar a base de patadas y puñetazos- Vamos ¡mírame!.
Jeff levanta la vista con el rostro ensangrentado.
-Conseguí que tu hermano fuera a prisión, y ¿ahora vas a quedarte ahí sentado dejando que se pudra durante un año allí dentro? ¡Deberías avergonzarte
Jeff empieza a levantarse.
-Oh¡Por fin! Parece que ya quieres pelear.
Jeff permanece en silencio, con la sangre y el vozka cubriéndole el rostro. Esa extraña sensación carcome su corazón, arde en sus venas, ese impulso de supervivencia que se pervierte, que adquiere el fuego de la locura primitiva.
-Por fin, ¡vamos arriba!
En ese momento algo sucede dentro de Jeff. Todo pensamiento piadoso muere, toda represión racional ha desaparecido, excepto el deseo de la muerte, la capacidad de engendrar el dolor para saborear el sufrimiento ajeno. Experimenta un vigor, una energía que alimenta sus músculos, que frunce el entrecejo y oprime su cerebro al máximo de adrenalina. No, no existen los pensamientos, no hay ni una sola palabra en su mente, solo instintos, impulsos terribles como un animal que vive en la naturaleza. Alza el puño y derriba a Randy, quien ha estado desprevenido, hablando de mas. Instantáneamente, en cuestión de segundos, concentra toda su fuerza en su puño y lo oprime directo en el corazón del pobre diablo.
Randy jadea, cubierto de abundante sudor, agitándose con desesperación. Golpe tras golpe, Jeff le arrancó su último aliento.
Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith. A pesar de que esos dos tiemblan sin control ante su horrible mirada, sostienen sus armas apuntándolo. Jeff, veloz, se precipita sobre las escaleras, mientras Troy y Keith abren fuego hasta agotar inútilmente sus balas. Jeff se encierra en el baño.Toma el pequeño estante donde reposan los utensilios higiénicos, como la toalla o el cepillo de dientes, y lo arranca de la pared.
Troy y Keith golpean la puerta del baño, forcejeando. Jeff, entonces, los recibe con el estante en la cabeza, el cual desploma a Troy, dejándolo inconsciente. Keith, que es mas ágil se inclina y toma impulso sobre sus pies, esquivando los puños de Jeff y reteniendo lo contra la pared, hundiendo las uñas en su garganta. Desde lo alto de un escaparate, el recipiente de la lejía se tambaleó por el impacto y terminó por derramarse. Ambos se quejaron, chillando alocadamente por el escozor. Jeff se secó los ojos con el dorso de sus mangas y, a ciegas, le propinó a Keith unos cuantos golpes en el cráneo con el estante arrancado, el cual cogió del suelo. Mientras se desangraba lentamente a Keith se le escapó una sonrisa siniestra.
-¿Que es tan gracioso?- Preguntó Jeff.
Keith sacó un encendedor.
-Lo que es gracioso- dijo, en tanto encendía el aparato y la llama ardía- es que tu estas cubierto de lejía y alcohol. 
Keith tiró el encendedor sobre Jeff. Tan pronto la llama entró en contacto con él, el alcohol del vodka hizo que se encendiese la llama. El alcohol lo quemaba, la lejía le blanqueaba la piel...Jeff dejó escapar un grito terrible mientras sentía como se iba desmayando por el dolor.Corrió por el pasillo, desesperado, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar, procurando auxiliar al joven adolescente en llamas, casi muerto, tendido en el piso.
Lo último que vió Jeff fue a su madrey a los otros padres de familia intentando apagar las llamas. Cuando se despertó tenía un yeso envuelto al rededor de su cabeza, no podía ver nada; también sintió el peso de otro yeso en su hombro. Este trató de lebantarse pero se desplomó al suelo, se sentía muy debil y enfermizo. Una enfermera corrió a ayudarlo.
-No creo que puedas salir de cama todavía- dijo.
Jeff se sentó en la cama, confundido. Finalmente, despues de unas horas, escuchó la voz de su madre.
-Cariño ¿Estas bien?
Jeff no odía responder, era incapaz de hablar.
-Cariño, tengo una gran noticia. Despues de lo que dijeron todos los testigos que huvo en la fiesta, las autoridades han decidido soltar a Liu. Estará aquí mañana, podreis volver a estar juntos.
Jeff por poco pega un salto de alegría que le habría quitado el tuvo del suero que tenía en el brazo. Su madre le dió un abrazo y le dijo adios. Las siguientes semanas tuvo muchas visitas de familiares pero no fue al cavo de unos meses cuando llegó el día de quitarle las vendas de la cara. Su familia se juntó para ver como le quitaban todo aquello de su rostro.
-Esperemos lo mejor- dijo el médico.
Rápidamente tiró de la ultima venda, dejando expuesto el rostro de Jeff. Su madre, al verlo no pudo contener un pequeño grito. El joven pudo ver los rostros atemorizados de su padre y Liu.
-¿Qué? ¿Qué pàsó?- susurró Jeff.
Salió corriendo de la cama hacia el baño. Se miró al espejo y comprendió la angustia de su madre y familiares. Su rostro, su horrible rostro. Sus labios estaban quemados, eran parecidos a una sombra profunda de color rojo; su piel era blanca como la nieve, y su pelo chamuscado ofrece a la vista el negro marchito que remplazó a su anterior pelo castaño.
Deslizo su mano sobre su rostro, era similar al tacto del cuero. Volvió a mirar a su familia y luego al espejo.
-Jeff- suspiró Liu - no está tan mal.
-¿No es tan malo?- murmuró Jeff - ¡Es perfecto!
Su familia quedó completamente sorprendida. Jeff empezó a reir incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.
-Uh...Jeff ¿estas bien?
-¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido mas feliz! ja ja ja ja ja, jaaaaaaaaaa, miradme, ¡esta cara combina a la perfección conmigo!
No podía parar de reir. El se acariciaba el rostro mientras se miraba al espejo. ¿Cuál era la razón de aquel comportamiento? Seguro que recuerdas que cuando Jeff estaba peleando por Randy su mente fue devastada por la locura, una que estaba durmiendo en su espíritu y que se alzó cuando su juício no se pudo contener a sus instintos.
-Doctor- dijo la madre - ¿Mi hijo está bien? ya sabe...¿mentalmente esta todo correcto?
-Por supuesto que si, este comportamiento es bastante habitual en pacientes que han estado sometidos a muchos calmantes. Si esta forma de actuar no cambia en unas semanas traiganlo de vuelta aquí y le realizaremos un examen psicológico.
-Gracias doctor.
La madre se acercó a Jeff.
-Cariño, es hora de irse.
Jeff aun se sigue mirando al espejo, su cara se ensancha en una sonrisa loca.
-Ay mamá, ja, ja, ¡jaaaaaaa!
Su madre lo tomó del hombro y lo condujo hacia donde estaba su ropa.
-Esto es lo que traía- Dijo la señora de recepción.
Los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca se encontraban libres de manchas de sangre. La madre lo vistió en la habitación.
El crepusculo de la tarde enrojecía el cielo cuando la familia llegó de vuelta a casa, ignorantes de que sería su último día. Mas tarde, a mitad de la noche, la madre de Jeff se despertó por culpa de un sonido que venía del cuarto de baño. Parecía un ruído como de llanto y suspiros entrecortados. Intrigada, se acercó al baño y abrió la puerta. El espectáculo era horrendo.
Jeff había cogido un cuchillo y se había tallado una sonrisa de oreja a oreja, surcando sus mejillas exageradamente.
-Jeff ¿Q-que estas haciendo?
El chico miró a su madre.
-No era capaz de sonreir mamá, me dolió un poco pero ahora puedo sonreir para siempre.
La madre de Jeff notó sus ojos rodeados de negro, ni siquiera pestañeaba.
-¡Jeff tus ojos!
-No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los parpados. Ahora siempre podré ver...mi nuevo rostro.
La madre de Jeff retrocedió lentamente.
-¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy mucho mas guapo?
-Si, si lo eres. D-déjame ir a buscar a papa para que pueda ver lo guapo que eres.
Ella corrió a la habitación y sacudió al padre para despertarlo.
-Mi amor, saca el arma que...- Se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, sosteniendo el cuchillo.
-Mami me mintió.
Eso es lo último que dijo Jeff, antes de lanzarse contra ellos con el cuhillo de carnicero en alto.
Su hermano Liu se despertó de improviso con un desagradable sabor en la boca y el corazón palpitandole a mil por hora.  Creyó que era cuestión de un mal sueño, asique cerró los ojos.
Cuando estaba casi dormido, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando. Miró hacia arriba, pero antes de poder decir algo,  la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco su hermano levantó el cuchillo, se podía ver la muerte en sus ojos. Liu se esforzó por incorporarse, luchó y pataleó, pero el oxigeno huía de su pecho, ahogándose. Entonces Jeff le susurró con una sonrisa gigantesca y retorcida:
-Shhhhh ve a dormir.

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